La dieta que podría matar la hambre del cáncer
Las células cancerosas funcionan como auténticas toxicómanas, ávidas de conseguir su “dosis” para seguir desarrollándose. Esta droga que buscan a toda costa es la glucosa. Mientras que las células sanas pueden funcionar igualmente con los ácidos grasos, las cancerosas tienen una auténtica fijación: sólo quieren glucosa. Y su voracidad es aterradora, pues necesitan veinte veces más glucosa que una célula sana. “Necesidad”. Esta palabra ha despertado la curiosidad de un pequeño grupo de investigadores, que se han preguntado qué es lo que ocurriría si se les privara de eso que tanto ansían. En otras palabras: ¿qué pasaría si, al dejar de consumir determinados alimentos quienes tienen cáncer, se privase a las células cancerosas de esa glucosa? Investigaciones recientes sobre un régimen alimenticio muy concreto han demostrado que las células cancerosas a las que no se les permite acceder a la glucosa podrían quedar… ¡reducidas a un estado famélico! De ese modo, podría detenerse